Recordando a Allan Coronel: Literatura y Vida
- Ada Palacios
- 21 oct 2024
- 2 Min. de lectura
Allan Coronel, mi esposo y compañero de vida, fue un hombre de profunda inteligencia y firmeza en sus valores éticos y morales. Lo recuerdo como alguien bondadoso, brillante y directo, que siempre defendió sus convicciones con una honestidad inquebrantable. Era un hombre de un humor fino e inteligente. Aunque era un escritor talentoso, Allan prefería mantenerse fiel a su integridad artística en lugar de seguir las corrientes de la fama. Para él, escribir era un acto de honestidad y compromiso, no de conveniencia.
Desde muy joven, Allan mostró una gran atracción hacia la literatura. A los 16 años, se unió a los talleres de la Casa de la Cultura, guiado por Miguel Donoso Pareja. Su amor por las letras lo llevó a estudiar Comunicación Social y más adelante, cine y televisión en Cuba. En 1983, publicó su primera obra, Alza la vista que no te veo los ojos, un título que reflejaba su originalidad y profundidad.
Nos conocimos en el año 1992 y luego de varios años de amistad y cariño formamos una familia en 1996. Juntos emprendimos el sueño de mi padre Edgar Palacios y creamos SINAMUNE, un proyecto de atención para niños y jóvenes con discapacidad al cual dedicamos más de treinta años de nuestra vida.
A lo largo de su vida, continuó explorando nuevas formas de expresión. Fundó su propio taller literario, ‘Contextos’, y en 2015 reunió a un grupo de escritores y artistas para formar el grupo literario ‘Los Incorregibles’. La literatura y la imagen fueron siempre sus grandes pasiones, lo que lo llevó a trabajar en la producción de videos institucionales y en la cátedra universitaria. Fue un maestro entregado a la enseñanza, fiel y recto y sus alumnos lo recuerdan con cariño y gratitud a pesar del tiempo. Allan era un lector apasionado de Borges, y su libro favorito siempre fue Las mil y una noches.
Hoy, el legado de Allan sigue vivo a través de nuestra familia y de la Fundación Cultural Edgar Palacios. Hemos creado este blog porque que el legado de Allan inspire a otros a acercarse a la literatura y a descubrir otras vidas a través de las letras. Espero que sus palabras sigan motivando a los escritores de todo el mundo, y que su pasión por la literatura continúe iluminando el camino para futuras generaciones.

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